¡Buenos días!

Hoy vengo en plan sincera, una vez más. Y aunque en esta ocasión no os hablaré de mis experiencias personales, os mostraré el lado amargo, one more time, del DIY. Porque en el fondo, a todos nos gusta un poco esto... el ver que los demás tampoco son tan perfectos, que no somos las únicas a las que les salen truños cuando nos ponemos manos a la obra. Es un poco como cuando en las revistas aparecen las famosas sin maquillar o son pilladas en la playa, a pleno sol y en bikini. Solemos soltar un... "¡¡Já!! pues tampoco es para tanto...".

Los humanos somos así, nos sentimos un poco consolados con el desastre ajeno, cuando vemos ese precioso tutorial de Pinterest que acaba convertido en un mojón colorido al que da cosa hasta hacerle fotos. Sentimos una pequeña sensación de alivio o placer (o de todo un poco) cuando comprendemos, a golpe de imágenes, que las fotos de Pinterest están hechas por los Dioses del Olimpo y que no son alcanzables para el resto de los mortales.

Os dejo algunos ejemplos para que os echéis unas risas con las expectativas y la cruda realidad:

Las recetas de cocina dan muuuucho juego...

Los pasteles bien hechos son de aquí. Monos guapos, monos menos guapos Legos apetitosos y legos guarrosos Las manualidades también tienen tela:

aquí

Aquí tenéis la experiencia de esta chica.Un pelo sedoso como el que más...

                                                

Bueno, pues si os habéis reído y tenéis ganas de ver más desastres, os aseguro que podéis encontrar millones de ellos por internet y a cada cual peor. Os lo recomiendo, de verdad.

Y con esto, un bizcocho mal hecho y muchas ganas de destrozar algún tutorial, me despido hasta dentro de dos semanas.